Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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viernes, 16 de enero de 2015

Presagios del mal


Hermafrodita, acuarela de Ulisse Aldobrandi (1522-1605)



"Varron dice que portentos son las cosas que parecen nacer en contra de la ley de la naturaleza. En realidad, no acontecen contra  la naturaleza de todo lo creado. (...) En consecuencia, el portento no se realiza en contra de la naturaleza conocida. Y se conocen con el nombre de portentos, monstruos y prodigios porque anuncian (portendere), manifiestan (ostendere), muestran (mostrare) y predicen (praedicare) algo futuro. (...)
La aparición de determinados portentos parece querer señalar hechos que van a acontecer; pues en ocasiones Dios quiere indicarnos lo que va a suceder al través de determinados perjuicios de los que nacen, como sirviéndonos de sueños y de oráculos advierte e indica a algunos pueblos u hombres las desgracias futuras."

San Isidoro de Sevilla, Etimologías Libro XI


Durante el Renacimiento y décadas posteriores surgieron un gran número de tratados donde se recogían y clasificaban -relacionándolos con las conocidas razas fabulosas o monstruosas-, los casos de nacimientos anómalos tanto de personas como de animales. En los comienzos de la nueva ciencia conocida como teratología, se tenía la idea de que estos monstruos, portentos o prodigios tal como se les denominaba, eran resultado del castigo divino, siendo su aparición un designio que debía ser interpretado. Así, estos "fenómenos contranatura" anunciaban acontecimientos -generalmente males y catástrofes- que un gran número de augures y adivinos de la época se esforzarían en pronosticar.



Los monstruos como presagios;
historiografía humanista
(fragmentos)
por
Rudolf Wittkower


Mientras que la concepción agustiniana había hecho aceptables los monstruos a la Edad Media, y monumentos  como el tímpano de Vézelay les otorgaba su lugar correspondiente en la creación, mientras que el final de la
Edad Media había visto en ellos símiles de las cualidades humanas, ahora, en el siglo del humanismo, vuelve el temor pagano a los monstruos como presagio del mal. Nos enfrentamos a la curiosa paradoja de que la supersticiosa Edad Media defendiera con una mente de amplias miras a los monstruos como pertenecientes al inexplicable plan divino del mundo, mientras que el período "ilustrado" del humanismo volvió al "contra naturam" de Varrón y los considera creaciones de la ira de Dios para presagiar acontecimientos extraordinarios. Lycosthenes es un exponente de ideas que, habiendo estado mucho tiempo en suspenso, recibieron en el círculo del emperador alemán Maximiliano. Su efecto fue amplio e inmediato, y sacó a la superficie creencias populares que no habían tenido cabida en la concepción medieval oficial del mundo.
A. Warburg ha interpretado brillantemente el temor a los monstruos en el círculo de Maximiliano, Blasio Höltzl (1502) y de Jakob Mennel para el propio emperador (1503). Anteriormente, Sebastian Brant había dedicado a Maximiliano su augurio sobre la cerda monstruosa nacida en Landster en 1496, que es conocida por el grabado "científico" de Durero.

Cerda monstruosa de Landster en un grabado de Durero


Esos nacimientos anómalos se relacionaban con acontecimientos extraordinarios en el firmamento, como eclipses de sol y cometas, y se ligaban con la creencia astrológica en el poder de las estrellas. El propio Lutero vio un augurio de la muerte del elector Federico el Sabio en la aparición de un arco iris junto con el nacimiento de un niño sin cabeza y otro con los pies del revés. Estas supersticiones siguieron vivas en los círculos protestantes. Se confeccionaron publicaciones de presagios como las de Jobus Fincelius para fomentar las tendencias antipapales, y la enciclopédica colección de mirabilia de Johannes Wolf, impresa primero en 1600-1608 y reeditada en 1671, es la expresión más amplia de esta corriente supersticiosa en el seno del protestantismo.

En algunos casos la visión de los monstruos como presagios tuvieron motivaciones propagandísticas al servicio del conflicto religioso. Una de ellas vino de la mano del propio Martín Lutero y Melanchton (ilustrada imaginativamente en la imagen superior), al interpretar el nacimiento anómalo en Roma de una especie de pez como señal del fin de la iglesia católica y augurio de que el Papa era el Anticristo.

 
Desde principios del siglo XVI en adelante apareció en todos los países europeos un número siempre creciente de tratados proféticos basados en los monstruos. Aldus Manutius, el editor veneciano que fue el principal responsable de la difusión del mejor saber clásico, también desenterró y publicó en 1508 la crónica de prodigios del escritor del siglo IV Julius Obsequens, más tarde reeditada por Lycosthenes. Autores como Pierre Boaistuau y Marcus Frytschius e incluso médicos como Jacob Rueff, Ambroise Paré y Cornelius Gemma relacionaron los nacimientos monstruosos con acontecimientos políticos. Uno o dos ejemplos pueden dar idea de la tendencia de estas obras. El célebre monstruo nacido en Rávena en 1512, que nunca se omitió en ningún tratado de monstruos durante casi doscientos años, se consideró habitualmente un presagio de las devastación de Italia por Luis XII de Francia. La interpretación del monstruo así como su dibujo fueron normalizados y aceptados por numerosos estudiosos más allá de toda sospecha.

El monstruo de Rávena

Boaistuau, que alegaba que no había incluido ninguna fábula en su obra, sino sólo datos sostenidos por la autoridad de autores célebres, publicó como un presentimiento de la paz entre Venecia y Génova la imagen de un mónstruo nacido en Italia con cuatro piernas y cuatro brazos. (imagen derecha, Prodigiorum ac ostentorum Chronicon 1557)
La misma historia con el mismo grabado en madera apareció en Paré, Fenton y otros. Sin embargo, este monstruo tiene un antiguo pedigrí; apenas se puede diferenciar del descrito por Julius Obsequens en el año 164 d. C., ilustrado en la edición de Lycosthenes de 1552. John Bulwer, un empirista que se salió de sus criterios para asegurar en los términos de Lycosthenes que los monstruos son enviados por Dios "para castigo y advertencia de los hombres", repitió la historia de Boaistuau a mediados del siglo XVII, y citaba al mismo tiempo a las personas de seis brazos mencionadas en el Libro de Alexander para demostrar que la multiplicación de los miembros no de puede llamar monstruosa, "pues hay muchas naciones que aparecen con esa redundancia braquial".
La mayor parte de esos augurios estaban basados en monstruos individuales, reales o imaginarios, más que en razas monstruosas, y por lo tanto parecen introducirnos en un campo algo diferente. (imagen iz. Cornelius Gemma De naturae Divinis Characterismis 1575) Sin embargo, los escritores vieron un vínculo genético entre los monstruos individuales y las razas monstruosas. Hasta la destrucción de la torre de Babel "era la tierra toda de una sola lengua y de unas mismas palabras" (Gn 11, 1), "y los dispersó de allí Yahvé por toda la faz de la tierra" (Gn 11, 9). Sólo entonces pudieron originarse las razas monstruosas y, en consecuencia, también los monstruos individuales. Por esta razón Lycosthenes presenta en su primer libro todas las razas monstruosas que aparecieron despues de la dispersión de la humanidad, y a partir del segundo libro los monstruos individuales y portentos por orden cronológico. Cornelius Gemma unía la creación de razas "después del cartaclismo de Babilonia" y la existencia de monstruos individuales de la misma manera.

Conrad Lycosthenes, Prodigiorum ac ostentorum chronicon, 1557)



Lecturas:

Rudolf Wittkower, La alegoría y la migración de los símbolos. Biblioteca de ensayo Siruela 2006


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6 comentarios:

Moisés dijo...

Lo cierto es que estos seres deformes son interesantes. Recuerdo que en la universidad un compañero que estudiaba medicina tenía un libro de pediatría con nacimientos de niños con algún tipo de deformidad, que me desagradaba y me atraía a partes iguales, en una especie de curiosidad morbosa. Aunque nada como los grabados que has puesto.

Un saludo.

Unknown dijo...

El pensamiento con la cabeza te hace grande.

Pensar con el Corazón te hace pequeño.

No es lo mismo.

Nada cabe en lo uno.

Mientras todo es posible en lo otro a través del espejo Imaginal.

Un cuerpo y Alma deforme parece pre_decirnos el mal funcionamiento de las cosas del pensar, sea a un individuo o de una sociedad.

Abrazooossss

Jan dijo...

Sí, Moisés
lo anómalo siempre ha llamado la atención. Por otra parte, lo cierto es que hoy en día con lo acostumbrados que estamos a ver imágenes de todo tipo es muy difícil satisfacer la curiosidad morbosa...

Jan dijo...

Parece que hoy en día sigue viva esa tendencia tan humana de hacer predicciones a partir de determinadas manifestaciones, ¿verdad Conejo? Yo las que me tomo muy en serio son las meteorológicas. Sobre todo si voy a salir el fin de semana...

Unknown dijo...

En la mente inconsciente humana el tiempo no existe pero si sus manifestaciones que suelen tener una vocación predictiva, sean personales e intransferibles o del conjunto de la sociedad, mediante ese espectacular teatro onirico donde monstruos como Charles Mason, Frankestein, Chapmans o el Bin Laden de turno suelen ser todo un augurio de lo que estaba por venir......


Anónimo dijo...

Es porque en esa época los nacimientos anómalos los distorsionaban al tono de su idiología política y religiosa. De ahí también el riesgo de aceptar literalmente lo narrado por cronistas europeos respecto a los pueblos que invadían, por ejemplo américa.